sábado, 5 de febrero de 2011

No quiero elegir, no debería hacerlo. Pero es que no sé continuar si ella no me asegura el camino, no veo por dónde continuar si ella no va delante de mí tocando el aire para saber por donde pasar, no sé continuar si ella no va diciéndome al oído, susurrándome, la respuesta a todas esas absurdas preguntas.
Mientras camino por la calle, bajo la lluvia, sabiendo que esto puede acabarse y pensando en lo poco que dura esta vida, observo pasar los autobuses, los coches, los peatones en las aceras, alocados, llegan tarde. Levanto la cabeza para mirar el termómetro en el cartel de la farmacia: 2ºC. Si llego a tiempo a casa no me pasará nada, sobreviviré seguro. Mientras me planto en la parada para esperar al siguiente autobús, llega una chica. Ella pasa desapercibida en la multitud, pero despierta algo en mí.
¿Puede ser que después de tantos años vuelva a encontrarme con ella?
Cuando estoy a punto de acercarme para hablar con ella, un coche se acerca a la acera, ella se sube. Desaparece entre las gotas de agua que en pocos segundos se estrellan y se destruyen contra el suelo y entre la oscura y ruidosa noche de la ciudad.
Tal vez piense en esto dentro de unos pocos años más y me arrepienta de tantas cosas que no hize en el pasado... Tal vez piense en esto dentro de unos pocos años más y me dé cuenta que tendría que haber echado a correr detrás de aquel coche... Tal vez piense en esto dentro de unos pocos años más y me arrepienta de no haber subido en el autobús anterior para no haber visto nada esta noche. Ya estamos otra vez con lo mismo de siempre, ¿no? Vale, parece que sí... Lo que no entiendo es por qué hablo solo como un completo gilipollas. Voi a buscar el bar que cierre más tarde para sentarme en la barra y observar como esos vasos de tequila se vacían poco a poco, uno tras otro, sin darme cuenta del valioso tiempo que estoy perdiendo...

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