domingo, 8 de mayo de 2011

Quizás sea un capricho. Pero un capricho muy dulce.

Después de todos los momentos que pasé durante estas últimas 24 horas, ya no digo nada. ¿Cabeza? ¡Qué coño es eso! Para mí ahora es un maldito remolino, con muchas cosas girando por ahí, sueltas, sin sentido. Y después me doy cuenta de que todo va a ser una mentira, todo, todo aquí, así, de esta manera...
Solo espero estar sentado en algún lugar, y que una esquina de este puto triángulo me venga y me deje las cosas claras, sólo que me las deje para poder desatar este nudo de una maldita vez.
Solo quiero deshacer este triángulo, de verdad...

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